Costaba creer que Vargas Llosa no visitara Cuesta

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SANTO DOMINGO (RD).-Desde tempranas horas de la tarde de este jueves Librería Cuesta organizó un espacio para recibir, a la altura de su fama, al nobel de literatura Mario Vargas Llosa, un peruano trotamundos que también lleva la nacionalidad de España y que pregona la universalidad de la lengua española.

Alrededor de una hora antes de la actividad en la que el escribidor firmaría sus libros, ya los admiradores del autor de “La guerra del fin del mundo” estaban haciendo una fila para ver estampada en un ejemplar de la obra del maestro la firma de Vargas Llosa, dibujada por Mario Vargas Llosa.

Un discreto, pero amplio dispositivo de seguridad precedió a la llegada del nobel que vino a República Dominicana puesto en salmuera por los nacionalistas.

Los nacionalistas repudian las opiniones del escritor sobre una sentencia del Tribunal Constitucional que, con la firma de varios jueces encabezados por Milton Ray Guevara, sacó del Registro Civil a personas que ya estaban asentadas en los libros y que tienen ancestros haitianos. Algo que a Vargas Llosa le pareció propio del régimen nazi de Adolfo Hitler (toquen madera).

La seguridad incluso se animó a revisar a fondo a un joven vestido con ropa de deportiva que llevaba tres libros en las manos para que Vargas Llosa los marcara con su firma. Falsa alarma, el joven debió estar emocionado de ver una luminaria de las letras, el jet set y una celebrity (no olvidemos a la Preysler que ya no es la lejana Tía Julia).

Algunos, los más osados, se atrevieron a pedirle al nobel que le permitiera una fotografía con ellos (tiesos y de pie los seguidores detrás de la silla que ocupaba el hombre que solo con la mirada anuncia un mundo de sabiduría y conocimiento guardado en su cerebro, bueno al autor de estas líneas entiende que se trata de un escritor sencillamente genial).

En fin, si esta tarde de jueves existió en este calendario caribeño es porque tuvimos la ilusión de Vargas Llosa firmando libros en Cuesta y de Andrés L. Mateo en la segunda planta, en el área del café, conversando en forma amena con Ricardo Nieves.

Cuesta dice, en una nota de prensa, que Vargas Llosa visitó la librería (y habrá que creerle, con el riesgo de que sea un ficción inventada antes por el mismo Vargas Llosa).

En fin, no pierda su tiempo leyendo estas líneas. Si se perdió de la presencia de Vargas Llosa siga atento al destino y ojalá el autor vuelva a pisar pronto esta tierra a la que debe una de sus novelas, La Fiesta del Chivo.

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