“La educación es el vestido de gala para asistir a la gran fiesta de la vida”

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SANTO DOMINGO (RD).-“Recuerden que la educación es el vestido de gala para asistir a la gran fiesta de la vida, y, por ende, debemos reforzarla constantemente y practicar los buenos modales todo el tiempo”.

Con esas palabras, el graduando Elvis Joel Yunes Cabrera, estudiantes de mayor honor académico (Summa Cum Laude) en la XLIX Graduación Ordinaria de la Universidad APEC (Unapec), exhortó a sus compañeros a seguir adelante como profesionales.

Yunes Cabrera, licenciado en Administración de Empresas, pronunció un discurso al que no le faltaron algunos puntos graciosos que despertaron risas.

“Un aplauso para aquellos profesores y profesoras que publicaban un minuto antes de cerrarse la plataforma (Gracias por fomentar en nosotros la cualidad de esperar)”.

A continuación sus palabras:

Palabras de Elvis Yunes Cabrera, estudiantes de mayor honor académico en la XLIX Graduación Ordinaria de la Universidad APEC (UNAPEC), el sábado 22 de octubre de 2016, en el puerto de Sans Souci

Buenos días,

Lic. Francisco D’oleo, Rector en Funciones de UNAPEC.

Lic. Opinio Álvarez Betancourt, Presidente de la Junta de Directores de UNAPEC.

Dr. Franklyn Holguín Haché, Presidente de APEC.

Buenos días a las máximas autoridades académicas e integrantes del claustro mayor de la Universidad APEC.

Saludar de forma especial a los graduandos, familiares, amigos y amigas, invitados e invitadas especiales y todos los presentes en este acto de investidura.

Para mí es un gran honor y placer, expresar estas palabras en calidad de graduado meritorio, atributo al que estoy llamado a agradecer, en la dirección de ser un ciudadano y un profesional que honre el nombre de la Patria ante ustedes y junto a ustedes.

Hoy es un día muy especial para nosotros, pues celebramos el resultado de las semillas que plantamos cuando aceptamos el reto de confiar nuestro futuro a profesionales experimentados y destacados, que unidos a una institución apropiada para despertar las avenidas del saber en libertad con límites, nos aportaron todos los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para el correcto desarrollo de nuestra labor profesional.

Es propicia la ocasión para ser agradecidos con todo lo que nos rodea. Primero, agradecer a Dios por darnos la vida y permitirnos llegar con salud a este día. 

A esas personas que merecen que nos pongamos de pie, y les regalemos un fuerte aplauso de gratitud desde nuestros corazones; nuestros padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, tutores y tutoras, y demás familiares. Una parte de este triunfo es gracias a ustedes.

Gracias a los docentes y por creer en nosotros, e impulsarnos a dar lo mejor. Sobre todo, gracias a UNAPEC, formadora de líderes creativos y emprendedores, con el fin de contribuir al desarrollo de nuestra sociedad dominicana.

Hoy, tenemos sentimientos encontrados. Una alegría inmensa por haber alcanzado lo que años atrás sólo era un sueño, y a su vez, muchas expectativas sobre lo que ocurrirá de ahora en adelante.

Dejamos atrás muchas debilidades que hoy convertimos en fortalezas. Al pensar en ello, podemos notar cuánto hemos cambiado con el fin de no sólo ser mejores estudiantes, sino de ser mejores personas, que puedan ver oportunidades en las amenazas que la vida nos presenta.

Nuestra trayectoria en esta alta casa de estudios, está llena de increíbles recuerdos que estarán con nosotros por siempre. Imaginen ustedes, ¿Cómo olvidar esa materia que algunos pasamos con “C” de Campeón, o esa “B” con sabor a “A”? Esa Tarea que subimos al EVA faltando segundos para cerrar. La réplica de la Segunda Guerra Mundial que se armaba en cada selección de materias, claro, siempre acompañada del muñequito caminante de la plataforma de UNAPEC que nos ayudó a cultivar la paciencia.

Un aplauso para aquellos profesores y profesoras que publicaban un minuto antes de cerrarse la plataforma (Gracias por fomentar en nosotros la cualidad de esperar).

Ese examen final en el que salía todo lo que dieron el día que faltaste a clases; esos maestros y maestras que daban cinco exámenes diferentes para que nadie pudiera compartir opiniones e intercambiar información, y, por último, el profesor que hasta la seguridad tenía que sacarlo del curso porque eran las diez de la noche, y aun no terminaba. Claro, todo con el fin de otorgarnos el mayor conocimiento posible.

Retomando la solemnidad que merece esta ceremonia, estimados graduandos, necesitamos convencernos y entender que para lograr un desarrollo profesional exitoso, es absolutamente imprescindible tener una fe concreta en el destino de nuestra nación. Tener la fe que tuvieron Duarte, Sánchez, Mella, Gregorio Luperón, Eugenio María de Hostos, Salome Ureña, y todos los héroes  y heroínas de nuestra nación. Hoy, nuestro país nos ofrece las condiciones para que creamos en él.

¿Cómo no creer en un país donde la gente quiere prepararse para el futuro?, como demostramos en este acto, y en el gran número de colegios y escuelas que reciben diariamente a niños y jóvenes de todas las edades y todas las clases sociales.

¿Cómo no creer en un país que cuenta con profesionales brillantes y creativos, que no cesan de adherirse a nuevos conocimientos a través de diplomados y cursos de posgrado?

¿Cómo no creer en un país que atesora un sector empresarial joven y cada vez más amplio, que ha invertido sus mejores años en dar lo mejor para su gente y su pueblo?

¿Cómo no creer en un país que durante 172 años ha luchado por conservar su democracia, y a pesar de sus luces y sus sombras, nos ofrece un ambiente de libre expresión del pensamiento y de libre comercio?

¿Cómo no creer en un país cuya posición geográfica y recursos naturales nos ofrecen increíbles ventajas para el desarrollo del comercio internacional?

¿Cómo no creer en un país que goza del trabajo de gente buena con gran capacidad de aprendizaje?

El pensador chino Confucio (que no inventó la confusión), dijo una vez: “Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo”. No veamos las cosas que no hemos podido lograr en nuestro alrededor, observemos lo que hemos logrado, para motivarnos a realizar mejores cosas.

Hoy, vaticinamos que esas largas horas que hemos dedicado al estudio, serán la base de nuestro quehacer profesional, y nuestra mejor presentación ante la vida. Digamos con orgullo que hemos egresado de una escuela que tiene como propósito contribuir a disminuir la desigualdad, aportando a la educación, al desarrollo espiritual, intelectual y material del pueblo dominicano.

Este título que hoy recibimos, es nuestra promesa con la sociedad, de ofrecerle ciudadanos responsables y comprometidos con el bienestar de todo lo que nos rodea, con las ganas de superarnos cada día y mejorar nuestra calidad de vida. Me refiero en esta dirección,  porque pienso que cada una y cada uno de ustedes son “Estudiantes Meritorios” dada la diversidad de esfuerzos, orígenes, condiciones,  oportunidades y apoyo para alcanzar el estar hoy en este acto. El día de hoy, el mérito es de todos.

Les invito a continuar su trayectoria y capacitarse constantemente. También, a luchar por los sueños y perderle miedo a los fracasos, que son simplemente nueva oportunidades de iniciar con experiencia.

Recuerden que la educación es el vestido de gala para asistir a la gran fiesta de la vida, y, por ende, debemos reforzarla constantemente y practicar los buenos modales todo el tiempo.

¡Nuestra fiesta de la vida continúa! ¡Estoy seguro que nos encontraremos en el largo camino que nos espera!

Felicidades, y muchas gracias.

 

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