SANTO DOMINGO (RD).-La población actual vive inmersa en la tecnología. Cada día se estrenan nuevos aparatos para facilitar la vida o para entretener, hasta el punto en que muchas veces se cae en el consumismo y en comprar cosas solo por tenerlas.
Con los libros es diferente, porque la cultura de comprarlos ha decaído con el tiempo; aunque hay quienes sostienen lo contrario.
Es difícil encontrar jóvenes que se sumerjan en la lectura. Los centros educativos y universidades se comprometen a suministrar libros, artículos y ensayos para soportar los trabajos académicos. No obstante, estos no son del todo de su interés.
Valentín Amaro trabaja para velar por que en el país se continúe consumiendo literatura y textos de consulta. “Creo que los niveles de lectura han aumentado en nuestro país. Lo digo por estar de cerca en la organización de la Feria del Libro y dirigir por cuatro años la Dirección General del Libro y Lectura”, expresa el profesional.
En cambio, la maestra Digna Mercedes Franco sostiene lo contrario: “Hay fuentes pero hay menos interés en la mayoría de los jóvenes”, expresa, apenada de que la sociedad actual consuma los medios masivos por encima de la lectura.
A pesar de que todavía hay personas interesadas en la lectura y prefieran los libros físicos, ¿por qué hay personas que afirman que el interés por la lectura ha decaído?
La era digital ha jugado un papel significativo en la lectura. Hoy es fácil encontrar más imágenes que contenido, impidiendo que las personas puedan descifrar mediante textos lo que se quiere expresar. Esto no quiere decir que sea malo, pero se está dando paso a que se abandone por completo la cultura de leer.
Hay personas que se encuentran más interesadas en leer y recibir información por los medios tecnológicos que en recibirlos físicos. Esto se debe a la rapidez que pueden llegar los datos.
“Cada vez hay más gente joven leyendo desde la soledad o en colectivos”, Valentín Amaro, Miembro del Consejo Ejecutivo de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo
“Donde trabajo no tenemos biblioteca y tengo que ser más flexible con los estudiantes porque no tienen donde ir y no todo el mundo puede comprar un libro o una obra literaria”, señala Franco.
¿Quiénes invierten su tiempo en visitar librerías y bibliotecas? Forzadas veces, estos lugares reciben visitas de personas que están realizando trabajos de investigación y necesitan información inmediata.
En las redes sociales podemos encontrar más imágenes que texto; nos dan lo que queremos recibir sin intermedio. Pero no pasa lo mismo con los escritos de las personas que dedican horas de trabajo a sus escritos. La maestra Franco reconoce este aspecto: “Los medios tecnológicos influyen más con las cosas negativas. No se les da el mismo “boom” a escritores reconocidos”.
A través de Facebook, Instagram y Twitter las personas tienen la oportunidad de compartir textos e imágenes, logrando que el interés de la lectura no se pierda.
¿Cuál es el futuro de la lectura?
El libro digital está dando de qué hablar. La mayoría de las personas que residen en zonas desarrolladas se limitan a utilizar los medios tecnológicos, dejando atrás la cantidad de documentos físicos y libros que ocupan espacio.
Amaro afirma: “Cada vez más personas leen en formato electrónico, ya sea en los denominados e books o a través de los smartphones”.
Aún existen personas que confían en que el libro físico no desaparecerá y prefieren consumirlo. No obstante, están conscientes de que los medios tecnológicos han jugado un papel significativo en el consumo de tiempo en la lectura.
Los clubes de lectura han quedado obsoletos. Son menos las personas que se reúnen a compartir e intercambiar pensamientos de libros. Basta con los chats por las diferentes vías electrónicas para conversar sobre esto, por lo que reunirse sería una de las últimas opciones.
“Yo espero que haya un cambio. En mi caso como maestra, de alguna manera u otra hay un despertar y tiene que haber un cambio”, comenta Franco.
En cambio, con entusiasmo en sus palabras, Amaro expresa: “Soy optimista. El futuro de la lectura es promisorio en la República Dominicana. Lo digo porque estoy de cerca de varios procesos que así lo confirman”. (S.D./Colaboración)