Apenas tenía 10 u 11 años cuando comencé a escuchar a Armando Almánzar en su sección en el Matutino Alternativo. Una noche, ya siendo adolescente, vi una película en TNT que en español se titulaba “En busca del paraíso”. La película comenzaba en sepia con la historia de un peajero en un desolado paisaje por el que no pasa nadie, por lo que pasa sus días tocando una tuba. Allí lo interrumpen (e inoportunan) tres jóvenes cineastas.
Ahora no puedo evitar imaginarlo frente al peajero en su paso hacia el otro lado. Saltándose el peaje, con su particular sentido del humor, y recordando por fin el título de esta película.
Continúa a color con la historia de un taxista en Nueva York que un día recoge a tres ancianos que le piden que los lleve a un lugar fuera de la ciudad donde uno de ellos tiene el plan de morirse. A la mañana siguiente, Almánzar estaba hablando de esa película en la radio, pero no lograba recordar el nombre de la misma.
Entonces me animé a llamarlo y darle el dato. Años después fui yo quien le escribió pidiéndole el nombre, porque lo que creía recordar no me llevaba a ningún sitio en mi búsqueda en Google y tenía muchos deseos de volver a verla.
Don Armando me respondió: “Creo que vamos a tener problemas de película, porque con esos títulos no recuerdo nada, pero seguiré investigando”. Cinco años después de eso volví a escribirle. Logré dar con el nombre correcto: “Animals with the tollkeeper”, dirigida por Michael Di Jiacomo y protagonizada por Tim Roth.
Esta vez don Armando me respondió: “Todo parece indicar que nunca he visto ese filme”. Me reí (de mí misma), porque esperaba más de su memoria. Nunca me animé a hablar con él por teléfono ni personalmente, por esa mezcla de admiración y de vergüenza que tantas veces me limita.
De hecho, la única vez que lo llamé para un reportaje periodístico, hace exactamente 10 años, puse a Maribel a fingir que era yo mientras le dictaba las preguntas en la pecera del Listín Diario.
¡Vaya tontería! No voy a decir que por Almánzar le agarré el gusto al cine, pero sí diré que sus críticas han sido las que más he disfrutado en la vida. Ahora no puedo evitar imaginarlo frente al peajero en su paso hacia el otro lado. Saltándose el peaje, con su particular sentido del humor, y recordando por fin el título de esta película.