«Hay premios que han ganado estudiantes de otras universidades que son estudiantes de aquí que se los han hecho»
SANTO DOMINGO, RD.- El publicista Juan Tiburcio, decano de la Facultad de Artes y candidato a rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), atribuye a los partidos políticos una gran responsabilidad sobre la crisis que afecta a la academia estatal, cuya situación pendula entre las movilizaciones violentas en el campus -o los paros de profesores y trabajadores- y las quejas constantes por déficits financieros.
Su postura se proyecta desafiante, teniendo en cuenta que busca dirigir una casa de estudios donde las organizaciones políticas juegan un papel decisivo en las elecciones para escoger las autoridades.
“Gracias a Dios que yo no pertenezco a ningún partido, no pertenezco a ningún grupo financiero de negocios, ni interno ni externo de la universidad. Yo pertenezco a la UASD, mi partido es la UASD; como mi partido es la UASD, yo a usted le aseguro que con Juan Tiburcio como rector la UASD crece”, planteó a La Uni el artista plástico, de 47 años, quien ha dicho que tampoco aspira a la Rectoría para retirarse con una pensión, al cabo de la gestión.
En entrevista publicada en tres partes, admite, sin embargo, vinculación con el exrector Roberto Reyna.
¿Cómo se da su inclinación por la parte burocrática y política de la universidad?Parece extraño, pero comencé por una preocupación, por la situación en que los profesores están desempeñando su trabajo en la universidad, y a lo primero que me lancé fue a ser delegado profesoral, en los años 90, luchando por las reivindicaciones de los profesores de la Facultad de Artes.
Fui el primer delegado ante Faprouasd por la Asociación de Profesores la Facultad de Artes, porque lo primero que había era un departamento y yo fui del miembro Sub-consejo Técnico del Departamento de Artes, en la Facultad de Humanidades.
En la transición hacia la facultad, duré de 10 a 12 años siendo delegado profesoral, porque todas las elecciones se suspendieron durante ese tiempo.
El proyecto tenía siete escuelas, yo me vinculé en las comisiones de instalación, pero yo era parte de la comisión de instalación de la Escuela de Publicidad. Y después el rector Roberto Reyna nombró a siete directores y en 2008 se hicieron las primeras elecciones de las escuelas. Yo soy el primer elegido por los profesores como director de la Escuela de Publicidad.
¿Y cómo fue la experiencia desde la escuela?
Yo venía con la preocupación de poner a tono la parte profesional, vincular las empresas publicitarias con lo que se hacía aquí en la universidad, con el sector donde los estudiantes van a ejercer. Comenzamos toda una estrategia de vinculación y los estudiantes pudieron ver cómo se hacían las cosas en el ámbito publicitario profesional y una estrategia para elevar lo que era el prestigio de la Escuela de Publicidad de la universidad.
Comenzamos a incentivar por cursos a los estudiantes para que participaran en los certámenes de creatividad del país; había un concurso de campaña y agencia que organizaba el periódico HOY con la agencia de Sergio Forcadell y los estudiantes comenzaron a ganar los primeros lugares. Se sacaron los muchachos un eslogan que decía “¡Y eso, que fue sin corn flakes!”.
Y después comenzamos a ganar todos los concursos de creatividad. Trajimos el concurso de Canes a la UASD, pero con la LIDAP trajimos el Maratón de Publicidad; el primero se hizo en el Jaragua y yo lo traje a la universidad. Entonces el auditorio de la biblioteca de la UASD estaba nuevecito, el mejor auditorio que había en el país en ese momento, y yo convencí al director ejecutivo de traerlo a la UASD.
Hicimos también grandes esfuerzos para enviar estudiantes a Francia, esos no ganaron premios, pero quedaron como finalistas, pero al año siguiente ganamos el primer lugar de creatividad y llevamos la escuela al nivel número uno en República Dominicana.
Todos los años ganamos los primeros lugares en los concursos del país, porque era una política que teníamos, porque sabíamos la calidad que había aquí dentro.
Yo no me he dejado llevar de la burocracia sino que todo ese trabajo que he desarrollado en la parte académica ha sido por la gran preocupación que he tenido sobre el estatus de los profesores. Yo no quería lanzarme como decano, quería coger una pausa, porque esos 10 años y pico de delegado me agotaron mucho, pero los compañeros dijeron: “no, tú eres la esperanza de nosotros en la facultad”. Tuve que asumir entonces la candidatura para el Decanato de la Facultad y ganamos Decanato, Vicedecanato y todas las escuelas, y así es como nosotros culminamos la parte de nuestra trayectoria como decano.
¿Cómo se logra esto cuando se sabe que en la UASD hay gran carencia de laboratorios?
Es una realidad, tenemos carencias de laboratorios de punta para el desarrollo de todas las actividades docentes, de enseñanza aprendizaje de la Facultad de Artes, pero hay un aspecto muy importante, teníamos los espacios, las mesas y los especialistas.
Tenemos un cuerpo de profesores altamente capacitado, muchos intelectuales; la Facultad de Artes tiene todas las variables del conocimiento, tenemos la Escuela de Teatro y Danza, de Publicidad, de Artes Plásticas, de Música, de Cine, Televisión y Fotografía, de Diseño Industrial y de Moda y de Historia y Crítico de Arte. Los mejores intelectuales del país en las artes y la cultura están en la Facultad de Artes.
Tenemos los mejores publicistas del país que han trabajado en Leo Burnet, en McCann Erickson, John and Rubican, que tienen influencia directa en las mejores publicitarias, yo tenía confianza en ellos. Los profesores, con la pasión que le impregnan a la enseñanza, hacían posible que los estudiantes salieran con esa preparación, a pesar de la carencia de laboratorios de computadoras.
Los estudiantes podían no solo manejar los elementos de comunicación visual sino que tenían un nivel conceptual integral de las artes.
Ese nivel conceptual, conjuntamente con esa formación en las artes visuales, lo hacía un producto bastante acabado.
Lo que me mueve a mí es el amor por la UASD y soy un producto exclusivo de la UASD
Fíjese que la diferencia que hay de nosotros con las demás universidades es que los estudiantes vienen para acá para que los nuestros les hagan los trabajos, los estudiantes de Unibe, de Apec…
Una profesora de aquí que estudió en una de esas universidades me confesó que ella venía para que los estudiantes le ayudaran y les pagaba para que le hicieran los trabajos. Los estudiantes de la UASD tienen esos servicios de free lance, que desde ya aquí, sin ser profesionales, comienzan a buscarlos para que hagan trabajos y los mismos estudiantes de otras universidades son los clientes.
Inclusive, hay premios que han ganado estudiantes de otras universidades que son estudiantes de aquí que se los han hecho.
Los estudiantes de aquí, cuando salían del técnico, porque querían ir a Estados Unidos a trabajar, a Nueva York, venían a Chavón como un espacio en el que podían optar por la beca que daba; entonces Chavón hizo esa imagen a base de los profesionales que egresaban de la UASD, que querían ir a Estados Unidos a conseguir esa beca, de Parsons School and Disign. Los profesionales de aquí iban a Chavón y ganaban las becas.
Pero nosotros desde que llegamos a la escuela, comenzamos a trabajar para dotar a la escuela de los laboratorios necesarios. Primero hicimos gestiones internas. Con la remodelación de la Facultad de Ciencias Económicas, en el período de Roberto Reyna, había un laboratorio nuevecito que el Banco de Reservas le había donado. Cuando se intervino la facultad todas esas computadoras las sacaron para la biblioteca, con todo y sus mesas, y yo fui donde el rector, como nosotros éramos del mismo equipo, y le dije ´yo necesito esas computadoras´ y pude conseguir unas 40 y pico de computadoras.
La facultad había adquirido creo que unas 10 computadoras HP y cuando llegué a ser director comencé a hacer gestiones con Indotel, cuando Rafael Vargas era presidente; lo abordé y le expliqué de la situación que teníamos nosotros. Gracias a Dios conseguimos un laboratorio y todavía está trabajando, para que tú veas lo que nosotros hemos cuidado ese laboratorio y solo se han dañado dos o tres.
Luego, siendo decano, adquirí otro laboratorio y ahora tenemos tres.
La idea es para el próximo semestre, si Dios nos lo permite y la UASD nos deja, comprar 26 computadoras nuevas de última generación.
¿Qué lo mueve en este proyecto de ser rector de la Primada de América?
Lo que me mueve a mí es el amor por la UASD y soy un producto exclusivo de la UASD, porque yo dejé de trabajar en el mundo profesional, yéndome bien en la publicidad, porque yo quería aportar al desarrollo de la UASD, observando que la UASD puede mejorar en un 100 por ciento, 200 por ciento.
Hemos observado que las pasadas gestiones, realmente, no han trabajado para la UASD, han trabajado para los partidos políticos.
Los partidos tienen una gran responsabilidad por la situación por la que atraviesa ahora mismo la universidad, por la crisis que atraviesa. ¿Por qué? Porque no han pensado en lo que es la nación, el proyecto de mejora de nación, sino que han pensado solamente en el proyecto de partido; entonces la UASD como estrategia de país es fundamental, los partidos políticos no han podido aupar lo que es la educación superior que el país necesita.
Gracias a Dios que yo no pertenezco a ningún partido, no pertenezco a ningún grupo financiero de negocios, ni interno ni externo de la universidad. Yo pertenezco a la UASD, mi partido es la UASD, como mi partido es la UASD, yo a usted le aseguro que con Juan Tiburcio como rector la UASD crece. Muchas cosas pueden cambiar, comenzando por su cultura, aquí hay una cultura en el ámbito político y académico, que no le permite desarrollarse.
La UASD por encima de todos los intereses, por encima de los intereses particulares, política esta que va a redundar en beneficio de todos los que estamos en la universidad y de la educación superior dominicana.
Alguna de esas cosas que deben cambiar…
Te voy a dar un ejemplo: que un maestro imparta 50 a 60 horas semanales de clase.
Un profesional, un doctor, imagínate, que tenga que dar 55 horas a la semana, te estoy hablando no de un profesor normal, te estoy hablando de especialistas, de científicos; estos científicos están sometidos a una labor de explotación semanal, porque cuando tú dices que un académico aquí en la universidad te imparte 55 horas o 60 horas a la semana, si distribuyes, en cinco días, son 12 horas diarias. ¿Qué tiempo dedican a su perfeccionamiento, a los estudios que deben hacer, a corregir los exámenes, a preparar las clases? No hay una estrategia para superar esa traba, para que la universidad realmente pueda elevar su nivel.
Con todo y todo, los profesores de aquí son los mejores porque entran por concurso y están obligados constantemente por la evaluación que se les hace a actualizar y hacer actividades para ser promovidos de categoría.
¿Cómo mejoraríamos esta situación?
Bajando paulatinamente la carga académica, pagando las horas teóricas y las horas prácticas igual.
Existen los créditos académicos, supuestamente la carga de un profesor -porque eso es un truco- son 40 créditos a la semana, emulando el sistema de trabajo, que son 40 horas de trabajo.
Solamente con igualar el pago de horas teóricas y las prácticas, podemos hacer que todos los profesores tengan 40 horas a la semana, pero cuando una hora teórica es igual a un crédito y una hora práctica es igual al 50, 55 0 60% de un crédito, ahí haríamos un gran aporte.
Es injusto que a un profesor que es un doctor se le pague una hora de tiempo práctica a un precio y una hora teórica a otro precio.
Eso implicaría contratar más profesores.
No necesariamente; ahora, sí hay un impacto financiero ahí, se impartiría la misma cantidad de horas.
Ahora si tú rebajas la carga académica de 40 a 20 sí hay que buscar más profesores, pero a la UASD le hacen falta más profesores, porque el promedio de estudiantes por aula oscila entre 65 y 80 estudiantes; ahora yo te voy a preguntar ¿Así cómo puedes darle seguimiento a estudiante por estudiante para que puedan aprender adecuadamente los contenidos que deben aprender en la universidad? Eso es prácticamente una labor imposible.
¿Qué pasa? Que la cosa se hace un poquito manejable, que no debería ser, porque hay una deserción estudiantil, que si entran 40, quedan 30 o 25. Los estudiantes van priorizando a cuál asignatura dedicarle más tiempo, por la poca oferta que tienen en las proyecciones del semestre; después tranquilamente ven a los profesores y si escogen 10 materias, se quedan con cinco y eso hace que baje la matrícula estudiantil y hace que sea un poco manejable para los profesores.