SANTO DOMINGO (RD).-El público se levantó para recibirlo y para aplaudirlo en distintos tramos del concierto. Como siempre, Joaquín Sabina restableció su complicidad con los dominicanos.
Lástima que los que organizaron del concierto, celebrado la noche del miércoles en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto, de Santo Domingo, falten el respeto a todo el público que paga por un espectáculo para torturarse con un pésimo sonido.
Lo salva el hecho de que el público demostró ser bastante fanático del artista español que vino a negarlo todo. La gente cantó las canciones que se sabe de memoria, con solo ver en el escenario al místico Joaquín, que ya lleva 69 años de vida “aunque aparente que solo tiene 68”.
Los que han estado en ese escenario en otros conciertos se preguntan si algún día alguien podrá ir a ProConsumidor u a otra instancia del Estado a demandar a un empresario organizador de conciertos por no garantizar que, justo un espectáculo musical, se escuche (debería ser la regla mínima).
Para «Lo niego todo», de Joaquín Sabina, el promotor artístico ofertó taquillas hasta a 8 mil pesos y a última hora abrió plazas más económicas que costaban un precio superior a los RD$2,700. Al menos debió garantizar un sonido aceptable en el concierto.
“Gracias por estar aquí. Tenía un tiempo que no escribía…que no grababa un disco…ya sé que vienen a escuchar mis viejas canciones, pero se van a joder un rato, porque tendrán que escuchar las nuevas…luego vendrán las otras…disfruten”, adelantó el Sabina que subió al escenario.
Sin embargo, el público se levantó para hacer coro a todos los temas de “Lo niego todo”. Excelente concierto (por Sabina), pésimo sonido (por los organizadores, si la acústica de ese lugar no sirve, busquen otro lugar, respeten al público que paga por asistir a sus conciertos).
Miren a cómo se vendieron las boletas:
Front Stage (RD$8,000, capacidad limitada), Special Guest (RD$7,500, capacidad limitada), Plateas (RD$3,500, capacidad limitada).