La generosidad del campo dominicano

0
4071

«El café es la atención que uno tiene con los visitantes. No siempre hay comida para brindar», me dijo doña Olinda, la esposa de un caficultor de Maguana Arriba. Pero en su casa, ciertamente, había abundancia de generosidad.

En el camino de regreso a la ciudad, yo iba pensando en esa característica de nuestros campesinos. Venía pensando específicamente en la generosidad como un atributo indígena (allí en San Juan de la Maguana, donde todavía hay muchos vestigios de la cultura taína) y recordando que así lo recoge Hugo Tolentino Dipp en su «Itinerario histórico de la gastronomía dominicana» al citar las cartas de los relatores de Indias, donde se habla de los banquetes que ofrecían a los colonizadores como muestra de amistad (al principio, luego como estrategia de conciliación de intereses).

En Maguana, doña Olida me brindó un café, un desayuno de guineo, papas y chuletas; una mano de guineos maduros, un moro con bacalao para el almuerzo, una funda llena de mangos para el camino, un conejo pelao para comer al día siguiente, y sobre todo, humor y risa abundante. Yo solo le obsequié un jarrito…

Subscribete a nuestro boletín de noticias

También recibirás información exclusiva para ti!
Email address
Secure and Spam free...