Andrés L. Mateo pondera la lección del ejercicio periodístico de Núñez Grassals

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SANTO DOMINGO (RD).-“Porque, en el fondo, de lo que se trata es de significar el hecho de que en el modelo de existencia profesional del maestro Núñez Grassals hay una obra y una lección aprovechable para las generaciones actuales”.

Con estas palabras pondera el escritor e intelectual Andrés L. Mateo el aporte de Nexcy de León y Matilde Fabián con su libro “Una vida profesional apegada a la ética, Rafael Núñez Grassals; Desde la Barra del Lector; A propósito de ética, periodismo y lenguaje”.

Durante la puesta en circulación de la obra, Mateo leyó el prólogo en el que pondera la vida profesional de Núñez Grassals.

Una vida profesional apegada a la ética

Por Andrés L. Mateo

Me he extasiado en este libro detenidamente porque todo libro es un viaje. Incluso el más intrincado de los textos lleva siempre la marca de su autor. He leído muchos libros autobiográficos. Desde la mortificante nota sobre su vida de Jean Jacobo Rousseau, pasando por el “Confieso que he vivido”, de Pablo Neruda; y en todos, lo que el autor hace es esculpir el esfumato de su propia existencia. Al margen de cualquier discurso de deseo, un libro es siempre un monumento esculpido a la vida de su autor.

Sin embargo, “Una vida profesional apegada a la ética”, sin ser autobiográfico es el libro que  más se parece a su protagonista. Volcado sobre el perfil profesional y la evolución del proceso formativo del personaje, peldaño a peldaño, teje la imagen más próxima a la aventura espiritual del periodista Rafael Núñez Grassals. Y no es poca cosa que enarbolemos hoy una vida profesional que se constituye en un valor de paradigma, porque esa inteligencia irónica, las palabras y las situaciones que se van desplegando como fuerza motriz de la profesión de periodista de Nuñez Grassals, están siempre comprometidas con el modelo social que más beneficia al bien común, y contra el mito burgués del individualismo. Algo que se puede considerar como contrario al miserable espectáculo que se ve discurrir en los medios de comunicación en nuestros días.  En ninguna de las etapas que agota el ciclo vital de la narración sobre la vida de Rafael Núñez Grassals, cuya materia prima es la lengua, y a partir de ella poner ideas en circulación; sus preocupaciones se enclaustran en el interés particular. Por sus propias declaraciones, los juicios de amigos y conocidos de sus años formativos, y lo que después será su práctica como comunicador; sabemos que llevaba a cuestas una vocación profunda por la lectura y por el saber, y que ello se convirtió en una caverna adorable, en el goce de un encierro productivo, porque desde el seno de esa interioridad sin fisura, se podía ver una sociedad atormentada, pensada; y más adelante el intelectual y acucioso investigador que él es, saltaría al hallazgo crítico. Lo que se dibuja es una entrega, un pensador que se mide de sí para afuera, en el cual se conjuga el pensamiento y la voluntad que parecen extraer fuerza de un bello sueño interior: la idea de la justicia.

Libro testimonia el ejercicio ético de Rafael Núñez Grassals

Y es enteramente razonable que los autores de éste libro, Nexcy de León, Matilde Fabián y Arsenio Fortuna, periodistas de larga data; lo hayan titulado “Una vida profesional apegada a la ética”. Porque, en el fondo, de lo que se trata es de significar el hecho de que en el modelo de existencia profesional del maestro Núñez Grassals hay una obra y una lección aprovechable para las generaciones actuales. El filósofo español Fernando Savater, en su pequeño texto “Invitación a la ética”, dice lo siguiente: “Llamo ética a la convicción revolucionario y a la vez tradicionalmente humana de que no todo vale por igual, de que hay razones para preferir un tipo de actuación a otros, de que esas razones surgen precisamente de un núcleo no trascendente sino inmanente al hombre y situado más allá del ámbito que la pura razón cubre(…)” La ética no puede, pues, “presentar una descripción exterior de la conducta humana”, sino que propone un IDEAL.  Ideal que, contrario a lo que muchos pragmáticos creen, es realizable, medible e indispensable para la convivencia. La mejor muestra de ello es la propia vida de Rafael Núñez Grassals, el sentido que le ha dado a sus saberes, lo que demuestra en el enlace de carácter absoluto del compromiso libre de sus actos con la decencia y la honestidad. Vivir nos obliga a elegir permanentemente, y cada quien se realiza al realizar un tipo de humanidad, un compromiso, que es su opción de goce, su elección. El profesor Núñez Grassals no atesora riquezas materiales; tal y como él mismo se ha construido su realización personal no es el dinero. Pero, tal y como decían los existencialistas, el hombre se elige en relación con los otros, y desde éste punto de vista es inmensamente rico. Se trata de una ética en acto, un ideal triunfante, un compromiso, un proyecto existencial y una vida asumidos con sinceridad y con toda lucidez. Y sean cuales fueren las circunstancias, ninguna fuerza humana, o riqueza material, pudo hacerle preferir otro proyecto que no fuera el que se plasma en éste libro.

Es mucho lo que tenemos que agradecer a Nexcy de León, Matilde Fabián, y Arsenio Fortuna; porque ellos han logrado extraer de la experiencia vital del profesor Núñez Grassals  sus destrezas periodísticas, sus encontronazos éticos con una realidad sumida en la degradación, sus luchas denodadas para mantener su independencia de criterios, sus recomendaciones para obtener una buena entrevista, sus ideas para construir una ética de la noticia, su visión de la prensa como un contrapoder, las lecciones gramaticales para el correcto uso de la lengua que se derivan de las explicaciones desplegadas en “Desde la barra del lector”, un ejercicio educativo de las posibilidades de la lengua como sistema que marca un periodismo interactivo desconocido entonces. Y más que eso, Rafael Núñez Grassals encarna en éste texto el valor de la pasión, la decisión y el coraje de darle un sentido a la vida, y la lección imperecedera de que esa pasión por la ética, por los valores, debe ser vivida para ser verdaderamente sincera.

Por ello, como dijo Walt Witman, “Quien toca éste libro, toca una vida”.

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