“Junto a muchas universidades privadas de calidad, también abundan las que son solo expedidoras de títulos de licenciados; universidades dedicadas a la docencia intensiva, movidas por el afán de lucro y ajenas a los criterios más básicos de calidad académica”.
SANTO DOMINGO (RD).-El profesor universitario Enrique Sánchez Costa, especialista en el Estudio del Español, criticó el afán lucrativo con que operan muchas de las universidades latinoamericanas, en especial las de República Dominicana, y cuestionó que el aspecto económico se sobreponga a la calidad académica.
Sus cuestionamientos están contenidos en el artículo titulado “Retos de la Educación Superior en América Latina: el caso de República Dominicana”, en el que aborda cinco áreas en las que las universidades tienen aspectos relevantes que enfrentar.
Uno de ellos es la investigación, señalando que en las instituciones de educación superior dominicanas y en gran parte de América Latina, no existe una cultura de investigación potente.
Ello lo atribuye a factores económicos, culturales y políticos, pero destaca el hecho de que muchos profesores dominicanos no han sido formados en una cultura académica de investigación y que “muchos de ellos desconocen que la investigación es una de las funciones esenciales de la universidad y que es irrenunciable para todo profesor universitario que se precie”.
Otro aspecto que refiere es el docente, a quien ve como el principal capital de una universidad. Uno de los grandes problemas que enfrentan los profesores universitarios dominicanos es la precariedad laboral, pues el 82.5% de ellos (el 80% de Latinoamérica), tiene contrato a tiempo parcial.
“Las universidades, por motivos económicos, rehúyen los contratos de tiempo completo (que implican un puesto laboral y una remuneración estables, un despacho de trabajo, unos beneficios sanitarios y educativos, etc.)”, dice Sánchez Costa, quien es profesor del Departamento de Español de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Advierte que para aumentar la calidad de la docencia, es necesario que aumente la calidad de los contratos laborales, pero cuestiona que las universidades prefieren externalizar la docencia con profesores sin contratos fijos, que no se sienten del todo identificados con la academia.
También habla de la necesidad de trabajar en la internacionalización de los docentes, con la contratación de profesores extranjeros y mediante la convocatoria libre de las plazas docentes, para evitar así la tentación del localismo, amiguismo, nepotismo y la endogamia.
“Actualmente, numerosas universidades del mundo han concedido a sus departamentos administrativos el poder sobre las decisiones estratégicas de la institución. La burocratización de la universidad, el triunfo de la letra sobre el espíritu, del proceso sobre la finalidad, está carcomiendo la vitalidad de muchas instituciones de educación superior, se persigue la reducción de costos por cualquier medio, el incremento de la matrícula universitaria (sin importar el perfil de ingreso de los nuevos alumnos), la maximización del beneficio económico, etc.”
Señala que la visión utilitarista de las academias es incompatible con el florecimiento de la vida académica.
“Es lógico que las instituciones universitarias privadas busquen un beneficio económico y que las públicas traten de ajustar sus presupuestos, pero no al precio de desatender las necesidades de los docentes y el fin de la universidad”, plantea en su artículo, publicado en la revista Ciencia y Sociedad, que edita el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec).
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