Por Isael Valdez, en colaboración especial
La temporada 2025-2026 de la Liga Dominicana de Béisbol comenzó como un reflejo de lo que parecería ser la clave para el éxito en este torneo: resiliencia. Aunque todos los equipos iniciaron con núcleos sólidos, buenos refuerzos y alineaciones bien armadas, las primeras semanas demostraron que la pelota invernal dominicana no respeta pronósticos ni tiene memoria.
Los campeones defensores, los Leones del Escogido, luchan con los Gigantes del Cibao por no llegar a la primera mitad del calendario ocupando el sótano en la tabla de posiciones. Mientras tanto, las Estrellas Orientales transitan en un nivel medio, sin crisis, pero sin consolidación.
Es temprano todavía y la tabla puede voltearse en cuestión de días.
La sorpresa del arranque. No solo por su récord, sino por cómo lo están logrando, las Águilas Cibaeñas son el conjunto más consistente. Con la llegada del colombiano Luis “Pipe” Urueta al mando, el equipo parecía entrar a una etapa de reacomodo tras un año convulso. Sin embargo, son el único equipo que logró despegarse temprano del resto en la tabla.
Y lo hace en medio de un contexto institucional que cualquiera habría pensado que afectaría el desempeño en el terreno de juego. La investigación internacional que menciona al tesorero del equipo, Fabio Augusto Jorge Puras, en un expediente de la DEA y el Distrito Sur de Florida, no alteró el ritmo. La organización mantiene el enfoque y sigue ganando partidos
Un despertar. Tras cuatro temporadas terminando en el sótano, este año los Toros del Este van tras los puestos de clasificación. Hoy se ven como un equipo que supo procesar el fracaso. Y eso es importante, tanto para al comienzo como para el transcurso del torneo. Un buen resultado en la Lidom se trata de saber remontar.
El glorioso bajo presión. Las rachas negativas y la inconstancia marcan el arranque de los Tigres del Licey, pero el glorioso sigue metido en la pelea temprana
Lo que sí es innegable es que al conjunto azul le llegó el momento de enfrentar decisiones complejas. La pregunta clave es cómo manejará el Licey la transición generacional. Redefinir roles de los veteranos y dar protagonismo a jóvenes no puede hacerse a zarpazo.
La puesta en libertad del histórico cerrador Jairo Asencio, en medio de la presión por el mal rendimiento del equipo y del lanzador, es una muestra de ese simbolismo. También lo es el descenso en la alineación de Emilio Bonifacio, tras un inicio ofensivamente flojo. El equilibrio será decisivo para sostener el ánimo y las expectativas del equipo.
Competitividad. Los seis equipos comenzaron con alineaciones completas y refuerzos importantes. Si este arranque enseñó algo, es que la temporada no la ganará el roster más talentoso, sino el equipo que mejor gestione sus crisis internas y sus momentos de presión. El torneo dedicado al inmortal Juan Marichal se perfila como uno intensamente competitivo.
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